Mi primera experiencia lésbica
Relatos,  Sensaciones

“Sin mirar”, relato de mi primera experiencia lésbica

Ella se llama Antonella. Era mi vecina. Con ella aprendí cómo una mujer puede darle a otra mujer una clase de placer diferente de la que cualquier hombre puede llegar a dar.

Hace algunos años tuve una vecina que era prostituta. Y además era ciega. Sí, una combinación rara. Pero, curiosamente, para ella y para sus clientes la combinación funcionaba muy bien.

Nos hicimos amigas y ella me contó todo sobre su vida y sobre su trabajo. Y me contó por qué el hecho de no poder ver le resultaba favorable para ser una mejor prostituta.

Escucha “"Sin mirar", relato de mi primera experiencia lésbica – Episodio 3” en Spreaker. Escucha “Todos los detalles de mi primera experiencia lésbica – Episodio 4” en Spreaker.

Me explicó que cuando una persona no tiene alguno de sus sentidos, los demás se intensifican. Al ser ciega, Antonella tiene más sensibilidad en el tacto, el gusto, el olfato y el oído. Y aprovecha muy bien ese exceso de sensibilidad para darles un mejor servicio a sus clientes.

Una tarde estaba de visita en el departamento de Anto. Hacía poquito que nos conocíamos. Como yo tenía mucha curiosidad sobre lo que hacía y sobre su ceguera, la estaba matando a preguntas. Pero por suerte a ella no le importaba. Supongo que no tenía muchas oportunidades de contarle sobre su vida a una amiga.

Lesbianismo
El hecho de no poder verla me ayudó a no pensar que estaba besando a una mujer.

El departamento de Anto estaba enfrentado al mío, los dos con balcones que daban al pulmón de manzana. Prácticamente podíamos charlar de balcón a balcón.

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Fotógrafa, escritora, podcaster, madre, ingenua, soñadora, idealista...