
Cómo ser una hot-wife sumisa
Para el episodio n° 81 del podcast Letras Ardientes, Fati me encargó averiguar todo lo que pudiera sobre cómo ser una hot-wife. Me compenetré tanto con esa investigación que me puse a fantasear con la posibilidad de ser una hot-wife del tipo sumisa. Y así fue como imaginé el relato que ofrezco a continuación.
Me gustaría ser una hot-wife sumisa para que mi hombre me entregue a un amigo, como si fuese una posesión de la que desea presumir. Me imagino una velada normal: mi marido y yo relajándonos, mirando una película en la sala, tranquilos… de pronto, se escucha que llaman a la puerta. Mi marido se levanta y me dice que lo espere, que él irá a ver quién es. Luego de unos minutos, vuelve con un amigo suyo.

Conozco a ese amigo, pero no demasiado. Sé que es un compañero de trabajo de mi marido. Lo he visto apenas en un par de ocasiones. Mi marido nos presenta: “Vicky, te presento a Daniel. Daniel, Vicky.” Me extiende la mano y yo respondo a su saludo. Daniel no dice nada. Está visiblemente nervioso, pero yo no sé por qué. Mi marido le ofrece sentarse y se va a la cocina a preparar unos tragos. Entonces Daniel y yo nos quedamos solos en la sala. Nos miramos intercambiando sonrisas amistosas, pero ninguno de los dos dice nada. Es un momento algo incómodo. Hasta me parece ver que Daniel tiembla un poco de los nervios.
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Vuelve mi marido de la cocina con las bebidas, bromeando con que estamos muy callados, y diciendo que hay que romper el hielo. Entonces, me mira a mí y me dice: “Vicky, ¿recuerdas que fantaseabas con ser una hot-wife? Pues bien, esta es tu oportunidad. A Daniel lo he traído para que sea nuestro bull”.
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