
Todo lo que hay que saber sobre cruising
Se conoce como cruising a la búsqueda de encuentros sexuales casuales en espacios públicos – como parques, playas o callejones – donde las personas hacen sus cosas a escondidas. El cruising originalmente era una práctica exclusiva de la comunidad LGBTQ+, pero evolucionó y se volvió independiente de géneros o costumbres sexuales. Actualmente, el cruising encarna la búsqueda total de libertad sexual y la superación de toda barrera cultural y social. Sigue leyendo para aprender más sobre cruising y cómo practicarlo con seguridad.
La idea de tener sexo con desconocidos, en encuentros totalmente casuales y en lugares públicos, es de por sí atractiva y excitante. La espontaneidad y el anonimato juegan los roles principales en el desarrollo del cruising, una especie de juego sexual en donde vale todo y debes jugar con lo que te toque. Lamentablemente, otra de las claves del cruising es el riesgo. Los peligros que rodean a esta práctica son muchos, por lo que se deben tomar todas las precauciones posibles para llevarla a cabo en forma segura. En el episodio número 85 del podcast Letras Ardientes nuestra amiga Vicky nos ofrece un informe súper completo sobre el cruising, explicando cómo practicarlo, cómo disfrutarlo, cuáles son sus riesgos y cómo evitarlos.
Tabla de contenidos
Los orígenes del cruising
El cruising surgió entre las décadas de 1940 y 1950, en las comunidades de hombres homosexuales que buscaban encuentros sexuales discretos en espacios públicos. El motivo para hacerlo era que la homosexualidad era estigmatizada y hasta criminalizada, entonces los homosexuales no tenían más remedio que reunirse en lugares en donde nadie los viera, para poder tener sexo sin problemas. Esto de “sin problemas” era en teoría, porque la sociedad en general no aceptaba estas prácticas y buscaba formas de impedirlas – muchas veces mediante la fuerza pública.
Con la liberación sexual de los años 60 y los movimientos de derechos civiles de los años 70, el cruising ganó visibilidad. Se volvió común el uso de espacios públicos – tales como parques y baños en sitios de acceso libre, como terminales de transporte, hospitales, etc. – como lugares de encuentros de cruising. Al mismo tiempo, las comunidades LGBTQ+ comenzaron a reclamar sus derechos a la libertad de expresión sexual.
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Las cosas iban bien, hasta que en la década de 1980, apareció el SIDA. El VIH afectó profundamente a la cultura del cruising. La preocupación por la salud llevó a sus muchos de sus cultores a adoptar prácticas sexuales menos riesgosas. Pero, a pesar de los peligros implicados, muchas personas siguieron practicándolo, manteniendo viva la llama del cruising.
El cruising y las leyes
Desde sus comienzos, el cruising ha tenido a las leyes en su contra. En primer lugar, porque en el pasado las leyes criminalizaban a la homosexualidad. No era igual en todas partes, pero en cualquier sector de la sociedad en donde primara el conservadorismo, los homosexuales eran considerados fenómenos dignos de ser marginados, y se reprimía cualquier conducta que hiciera visible su orientación sexual. La utilización de espacios discretos y escondidos para llevar a cabo encuentros entre homosexuales fue una necesidad de las comunidades LGBTQ+ para evitar la represión legal, y con el tiempo esta práctica recibió el nombre de cruising.
A medida que avanzaron los movimientos de derechos civiles en las décadas de 1960 y 1970, la homosexualidad fue gradualmente siendo aceptada y despenalizada. Al dejar de tener necesidad de ocultarse, el cruising fue ganando aceptación como forma de expresión sexual, aunque sin dejar del todo de llevarse a cabo en la marginalidad.
Mantener relaciones sexuales en lugares públicos es una infracción grave en muchos países, independientemente de que las relaciones sean hetero u homosexuales. Las multas pueden ser muy elevadas; para dar una idea, en ciudades europeas alcanzan montos entre los 750 y los 1.500 euros.
El cruising en lugares controlados
La espontaneidad, el anonimato, la falta de inhibiciones, el estímulo visual, son algunos de los aspectos que hacen que el cruising sea tan atractivo para sus cultores. Pero todos esos aspectos atractivos vienen acompañados de importantes riesgos, como contraer enfermedades, ser víctima de un asalto o violación, ir a la cárcel, entre otros (ver más abajo). Conscientes de todos estos peligros, los cultores del cruising han encontrado formas de practicarlo minimizando los riesgos. Y una de esas formas consiste en concurrir a bares de cruising.
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Los bares de cruising son sitios privados, preparados especialmente para encuentros sexuales casuales. Los cultores del cruising concurren a estos bares con la misma intención con la que irían a un lugar público de cruising, pero sabiendo que no están infringiendo ninguna ley ni exponiéndose a asaltos o a agresiones. Otra ventaja de los bares de cruising con respecto a los sitios públicos es el acuerdo tácito de respeto entre los concurrentes. Cualquiera tiene derecho a decir “no” si no está interesado en una propuesta, y esa negativa debe ser respetada.
Si bien los bares de cruising son mayormente frecuentados por hombres gay, no existe ningún impedimento para que concurran mujeres. Estas mujeres pueden ser parte de la comunidad LGBTQ+, como lesbianas o bisexuales, que buscan conectar con otras personas en un ambiente de respeto y libertad. También pueden asistir mujeres heterosexuales, ya sea por curiosidad, para explorar su sexualidad o simplemente para socializar en un entorno inclusivo.
Las razones de cualquier persona heterosexual para ir a un bar de cruising puede ser desde buscar encuentros casuales, para satisfacer su curiosidad o formar conexiones amistosas y disfrutar de un espacio donde no existan los prejuicios. En general, la participación de heterosexuales en estos bares contribuye a la diversidad y al dinamismo del ambiente, enriqueciendo la experiencia colectiva.
Cómo encontrar sitios de cruising seguros
Existen muchos sitios que ofrecen guías de lugares de cruising seguros, tanto públicos como privados. En el sitio gaysCruising pueden encontrarse mapas de todo el mundo con los lugares públicos de cruising en cada zona geográfica. Hay revisiones de los usuarios, al estilo Google Maps, que describen cómo es la acción en cada lugar, contando experiencias de primera mano. Los usuarios también explican las precauciones que hay que tener en cada lugar, los horarios más habituales para encuentros y qué se puede esperar que pase.
También en el sitio CruisingMap es posible encontrar información detallada sobre áreas de cruising recorriendo un mapa interactivo. La exploración puede hacerse por regiones de varios países: España, México, Italia, Colombia, Chile, Argentina, Suiza, Portugal, Francia y Perú.

Si buscas algo menos peligroso que el cruising público, también hay guías en Internet donde puedes encontrar abundantes opciones. Una de ellas es MisterB&B, una completa guía de viajes y turismo gay, creada por una persona que tuvo que sufrir la discriminación de que una anfitriona se negara a alquilarle un departamento a él y a su pareja argumentando que “no se sentía cómoda con que se alojaran viajeros gays en su casa”. En MisterB&B encontrarás toda la información que puedas necesitar sobre opciones gay-friendly para planificar un viaje o una visita a un lugar nuevo, incluyendo hoteles, alquiler de habitaciones, sofás-cama, apartamentos, resorts LGBT+, y hasta villas gay para quienes buscan tanto lujo como lujuria.
Una búsqueda en Google te aportará cualquier información detallada que necesites sobre actividad de cruising en lugares específicos. Si, por ejemplo, planeas visitar Madrid, busca “guías de actividad LGBT+ en Madrid” y encontrarás toda la información que necesites.
Precauciones básicas para practicar el cruising seguro
Los riesgos involucrados en el cruising son muchos, incluso cuando se lo practica en lugares controlados, como los bares de cruising, por lo que ninguna precaución es excesiva. Si estás por salir a practicar cruising, y en especial si lo vas a hacer en un lugar público, no dejes de avisarle a alguien que lo vas a hacer. Si tienes un roommate o un amigo de mucha confianza, dile que vas a hacer cruising, dile cuándo y dile dónde lo vas a hacer.
Asegúrate de tener tu celular encendido, con la batería cargada, y si es posible, cuando estés en el lugar, envíale tu ubicación a tu persona de confianza. Preferiblemente, no lleves objetos de valor. No consumas alcohol ni drogas previamente a tus aventuras de cruising; es importante que estés con todos tus sentidos bien despiertos.
El uso de condón es una precaución más que obvia, que ni debería hacer falta mencionar. Asegúrate de llevar unos cuantos y tenerlos bien a mano para cuando llegue el momento de usarlo. Y si un órgano viril busca entrar en contacto con tu cuerpo, asegúrate de que tenga puesto un condón. No permitas que haya ningún contacto físico si no hay una barrera efectiva de protección que evite el contagio de enfermedades.
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También es muy recomendable llevar lubricante y toallitas desinfectantes. Los lugares de cruising públicos no se caracterizan precisamente por tener una buena higiene.
Es importante tener en cuenta que las guías y los mapas de lugares de cruising que hay en Internet sólo te cuentan parte de la historia. La información que publican es aportada por el público y no está curada, lo que significa que no puedes confiar demasiado en ella. Sí es útil para usarla como referencia y para tomar consejos. Es preferible tener referencias de primera mano sobre lugares que no conoces. Una idea es hacer una visita “de exploración”: puedes ir a un lugar de cruising y, antes de “entrar en acción”, quédate mirando desde afuera, a ver qué movimiento hay, qué clase de personas lo frecuentan, si hay vigilancia, si hay riesgos de que te asalten o de que intervenga la policía, etc.
Algunas recomendaciones
Para frecuentar esos lugares hay que saber leer las señales. No cualquier persona que pasea por un parque público o que orina en un baño público está en busca de una aventura sexual. También hay que aprender códigos para saber cómo actuar. En este sentido, las comunidades de cruising pueden funcionar como tribus urbanas, en donde cierto tipo de vestimenta, ciertos gestos o cierta actitud envían mensajes que sólo los integrantes de la comunidad saben interpretar.
- Si te cruzas con alguien cuyo aspecto no es de tu agrado, evita mirarlo fijamente. Si quiere algo contigo, dile amablemente que no estás interesado. Y si te insiste, aléjate apurando el paso.
- El gesto de mirar atrás cuando te cruzas con alguien también puede ser interpretado como una señal de que tienes interés. Ten cuidado de hacerlo sólo si tienes real interés.
- Utiliza miradas directas sólo si tienes interés en alguien. Analiza sus reacciones: si quiere insinuarse, es probable que te muestre la lengua o se toque sus partes íntimas.
- Si alguien no está a tu alcance, no te obsesiones. Busca otro candidato. Los rechazos no son algo personal, sólo son parte del juego.
- No dejes que te saquen fotos o te graben en video durante tus aventuras de cruising, ya sea antes, durante o después de las interacciones sexuales.
- No des a conocer tu información personal.
- Revisa que no te sigan cuando entras o sales de un área de cruising.
- Sé respetuoso. A algunas personas les gusta que las miren, pero a otras no.
Cruising para mujeres
Vuelvo a decir que el cruising actualmente no es una práctica exclusiva de hombres gay. Al menos, eso es en la teoría. En la práctica, es muy raro que una mujer, ya sea hétero o lesbiana, se arriesgue a ir en busca de sexo anónimo a un lugar potencialmente peligroso, como podría ser un parque sin vigilancia y en horas de la noche.
Cuando se trata de conseguir sexo ocasional, sin compromisos y con personas desconocidas, es mucho más seguro utilizar una app, como Grindr, Tinder, Happn, Plenty of Fish, Badoo, OkCupid, entre muchas otras. Y esto no sólo aplica a las mujeres; cualquier persona que no disfrute de la adrenalina que generan el peligro y los riesgos, seguramente preferirá utilizar una aplicación para conseguir sexo, en lugar de salir a pasear por sitios oscuros en busca de aventura de intercambio venéreo.
Variantes del cruising: dogging y cottaging
Hay ciertas actividades sexuales que tienen algunos aspectos en común con el cruising. Estas son: dogging y cottaging.
Dogging
El dogging consiste en salir “de paseo” y tener relaciones sexuales en lugares públicos. La palabra dogging viene de “pasear el perro”, cosa que se usaba como excusa para salir a la calle a buscar con quién tener sexo.
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Para quienes practican el dogging es habitual tener sexo en el interior de un automóvil. Para esto existen códigos: las luces intermitentes externas indican que algo está ocurriendo en el interior del coche. Las luces internas encendidas son una invitación a que los voyeristas ocasionales se acerquen a observar. Y si se dejan las puertas entreabiertas, significa que los de afuera pueden participar de la acción con algún manoseo. Si, en cambio, las puertas estuvieran completamente abiertas, es una indicación de que los de afuera pueden involucrarse completamente en la acción.
Comúnmente, quienes practican el dogging van en compañía de sus parejas estables para tener sexo en sitios expuestos, posiblemente incorporando otros participantes o permitiendo que los voyeristas se den el gusto de ver un espectáculo de sexo gratuito.
Cottaging
El cottaging es la variante del cruising que se practica exclusivamente en baños públicos. Se trata de relaciones sexuales anónimas entre hombres, ya sea como consecuencia de encuentros fortuitos o acordados previamente.
Para evitar malentendidos, en la práctica de cottaging se utilizan códigos a modo de señales para transmitir el interés por un posible encuentro sexual. Algunos de estos códigos son dar toques con el pie en el suelo mientras se está orinando en un mingitorio, mirarse los genitales atentamente o meterse en un cubículo y dejar la puerta entreabierta. Es bueno conocer estos códigos para que los eviten las personas que van al baño sólo para hacer sus necesidades, sin ninguna intención de involucrarse en actividades sexuales.
Expresión de libertad sexual
A modo de conclusión, considero que es algo bueno que el concepto de cruising, con todas sus variantes, sea ampliamente conocido y hasta aceptado socialmente. Las preferencias sexuales de cada uno deben poder exteriorizarse con libertad, sin miedo de que causen vergüenza o sean motivo de marginación. El cruising está acompañado de halo de marginalidad, promiscuidad e ilegalidad, pero sería bueno que ese halo se desvanezca y se considere a esta práctica como una forma sana de expresión sexual, fomentando el respeto y el disfrute compartido.
