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Secretos y misterios develados del sexo tántrico

Siempre quise saber qué es el sexo tántrico. Para qué sirve, si está bueno, que diferencias tiene con el sexo común (es decir, con el sexo que no es tántrico) y -por supuesto- cómo practicarlo.

Además de muchas otras dudas relacionadas con el tema, como por ejemplo: ¿se logra un mayor placer con el sexo tántrico que con el sexo convencional? Bueno, como soy muy curiosa, me puse a investigar, y logré despejar algunas de mis dudas. Y finalmente conseguí a alguien con quien practicarlo. En este episodio de mi podcast Letras Ardientes pueden escuchar todos los detalles al respecto:

Escucha “Sexo tántrico y una experiencia mística – Episodio 14” en Spreaker.

Para entender el sexo tántrico, primero hay que entender qué es el tantra: el tantra es una filosofía que emplea la energía sexual como vehículo para lograr un objetivo espiritual. Y este objetivo, normalmente es la iluminación o la sabiduría absoluta.

Es importante entender que la filosofía del tantra va mucho más allá del acto sexual físico o carnal tal como lo conocemos. Es una experiencia enriquecedora y energizante, a diferencia del sexo puramente físico, que suele consumir nuestras energías.

El sexo tántrico guarda relación con la práctica del slow sex o el sexo hecho con lentitud, en donde se busca intensificar las sensaciones al proceder sin apuro y sin buscar el orgasmo como meta.

El abrazo tántrico, en una estatuilla

¿Qué es el sexo tántrico?

Según la filosofía del tantra, el sexo tántrico es aquél que se practica con el fin de alcanzar la iluminación espiritual, y no solamente un mero placer físico o corporal. Entonces, primer punto: el sexo tántrico no tiene como objetivo llegar al orgasmo, con lo cual ya hay una importante diferencia entre el sexo tántrico y el sexo tal como lo practicamos habitualmente.

El placer que se busca no es meramente físico. Se experimenta un placer que va más allá de la liberación de tensión sexual.

Para los hombres, el sexo tántrico tiene una importante diferencia con el sexo convencional: no se busca llegar a la eyaculación, ya que ésta supone un desgaste físico. Y, justamente, uno de los objetivos de la práctica del sexo tántrico es lograr focalizar la energía del universo a través de la práctica sexual.

Me imagino que con esto ya la mayoría de los hombres que están leyendo esto perdieron su interés. Pero les sugiero que sigan leyendo; tal vez recuperen el interés en el sexo tántrico y, quién sabe, quizás algún día lo practiquemos juntos. Y si no, me buscaré alguna mujer dispuesta a practicarlo conmigo, ya que también puede ser una experiencia lésbica.

¿Cómo se practica el sexo tántrico?

Antes de comenzar la práctica sexual del tantra, debemos entender como pareja que tendremos que dedicarle tiempo y no darle tanta importancia a los orgasmos. Valorar el tiempo y la serenidad, utilizar correctamente la energía sexual. El sexo tántrico es una práctica tranquila; nada de arrebatos desesperados, arrancarnos la ropa, y esas cosas. Entonces, ¿no hay pasión en el sexo tántrico? Quizás no esa pasión a la que estamos acostumbrados, esa pasión que se centra en el final y no en el transcurso.

Primero que nada, para nuestro encuentro sexual tántrico, buscamos un lugar tranquilo, donde contemos con total intimidad. Un lugar donde podamos relajarnos, donde estemos cómodos y -muy importante- desconectados del mundo. Donde nuestra conciencia pueda estar cien por ciento en el aquí y en el ahora.

Lograr el contacto espiritual

Nos desnudamos. Nos sentamos frente a frente. Mi cuerpo frente al tuyo. El sexo tántrico es una práctica que puede llevarse a cabo en posición de loto, o como estemos más cómodos. Con la cara relajada y la vista fija el uno en el otro. Después, cuando logremos una buena conexión, podemos cerrar los ojos. Por ahora, nada de tocarnos. Todavía falta para eso.

Respiramos hondo, en forma pareja, con lentitud y sincronizadamente. Mientras yo inhalo, tú exhalas, y viceversa. Nos concentramos en la respiración. Sólo en la respiración, y en ninguna otra cosa. Dedicamos tiempo, todo el que sea necesario, sólo para mantener nuestra respiración sincronizada. Manteniendo nuestra conexión puramente espiritual.

El contacto de las manos

Luego podemos juntar las palmas de nuestras manos y continuar sintiendo cómo nuestra energía combinada comienza a circular, fluyendo y potenciándose con la interacción de nuestros cuerpos. Seguimos así, sentados frente a frente, poniendo toda nuestra atención en el aire que entra y sale de nuestras narices en forma pareja. Podemos hacer movimientos circulares con el torso, para ir flexibilizando la cintura y así facilitar las posturas que adoptaremos después.

Primer contacto físico: caricias

Nos acercamos un poco, lo suficiente como para que podamos acariciarnos mutuamente. Nos acariciamos las distintas partes del cuerpo sin abrir los ojos, con toda nuestra atención en lo que sienten las yemas de los dedos. Nos acariciamos con lentitud. Ponemos toda la atención en sentir la textura de la piel del otro. Tratamos de percibir con los dedos lo que expresa su cuerpo. Sentimos cómo se potencia nuestra energía sexual, transmitida por medio de nuestros dedos. Seguimos respirando hondo y despacio.

Ponemos cada uno una mano en el pecho del otro y sentimos los latidos de su corazón. Sentimos cómo nuestros pechos y otras partes del cuerpo se expanden y se contraen con cada inhalación y exhalación. Nuestro ritmo de respiración sigue siendo lento y sincronizado. Somos dos personas unidas en un único espíritu.

Postura recomendada para el sexo tántrico

Cuando llega el momento de la penetración, buscamos una postura que optimice la experiencia tántrica. La postura clásica del tantra es la del abrazo tántrico: me siento sobre tus rodillas y te rodeo con mis brazos y piernas. Nos abrazamos, nos miramos, nos besamos, pero nos mantenemos inmóviles. Nos estimulamos, pero cuidando de no pasar el punto de no retorno. Tratando de postergar el orgasamo tanto como sea posible. Pero si llegas al orgasmo, no eyaculas. El placer se mantiene constante durante todo el acto sexual, en lugar de aparecer recién al final del mismo.

Debemos mantener el control, y para ello es fundamental seguir poniendo el foco en la respiración. Seguimos respirando hondo, con lentitud y en sincronía. Nos mantenemos quietos, refrenando el impulso de movernos para estimularnos y acelerar el orgasmo. Siempre atentos a detener cualquier estimulación antes del punto de no retorno.

Alineación de los chakras

Alineando chakras

Los chakras son (para decirlo en una forma resumida) los siete puntos de conexión entre el cuerpo y el espíritu. Uno de los objetivos de la práctica del tantra en pareja consiste en alinear nuestros chakras y así permitir que se “desenrolle” esa energía creativa que todos llevamos dentro, llamada kundalini.

En particular, con la penetración buscamos alinear nuestro primer chakra, Muladhara. Este chakra se ubica en la base de la columna vertebral; es decir, a la altura de nuestros órganos genitales. Está relacionado con la vitalidad y la supervivencia. Es por eso que uno de los beneficios de la práctica del tantra en pareja es mejorar nuestra vitalidad y nuestro humor. A diferencia de la experiencia sexual convencional, que por lo general nos deja exhaustos.

Otras posiciones recomendadas para el sexo tántrico

La postura “clásica” del abrazo tántrico recibe en sánscrito el nombre Padm. Si bien se trata de una postura estática, se puede complementar con movimientos circulares, para lo cual es conveniente que apoyes tus manos en mis hombros. Además de esta postura, otras posturas que podemos practicar para potenciar el tantra en pareja son:

Panipash

Nos sentamos frente a frente y entrelazamos nuestras piernas de tal forma que yo pueda tomar tus pies y tú los míos, iniciando una penetración lenta. Debemos sujetarnos firmemente, pero a la vez mantener nuestros cuerpos siempre relajados.

Unpapad

También sentados frente a frente, yo levanto una pierna y la sostengo con una mano, mientras tú inicias una suave penetración.

Vaidhurit

Nos sentamos frente a frente y nos abrazamos por el cuello. Mantenemos la vista fija en los ojos del otro. Iniciamos la penetración lentamente, sin dejar de abrazarnos en ningún momento.

Yugamapad

En esta posición, te sientas con las piernas bien abiertas y yo me siento encima de tí. A medida que avanza la penetración, aprietas delicadamente mis muslos con tus manos.

Yugamapad y yab-yum (“padre-madre”).

Markat

Levantas mis piernas y las ubicas por encima de tus brazos. Me penetras con suavidad, al tiempo que con tus manos mueves mi cuerpo hacia atrás y hacia delante.

Sin importar cúal de las posiciones elijamos, es importante recordar que uno de los objetivos del sexo tántrico es la relajación. Es por eso que las posiciones nunca deben ser forzadas. Debemos probar hasta encontrar la que sea más favorable a nuestras preferencias sexuales como pareja.

Sillón tantra

El sillón tantra

El sillón tantra, que puede encontrarse en algunas habitaciones de hotel, está diseñado para facilitar las posturas descriptas más arriba. Puedes relajarte en sus curvas mientras unimos nuestros cuerpos, minimizando el trabajo que deben hacer tus músculos. De esta forma podrás mantener la concentración en la parte trascendental del acto, evitando preocuparte por la posibilidad de un calambre o algo peor.

La gran ventaja del sillón tantra es que, en cualquiera de las posiciones, el peso de nuestros cuerpos se distribuye de manera uniforme. Pero a pesar de eso y de su nombre, el sillón tantra no tiene nada que ver con el tantrismo.

La práctica tántrica no requiere de accesorios ni muebles especiales, sólo sentarse en el piso. De hecho, se considera que el sillón tantra es una invención del Rey Eduardo VII de Inglaterra, quien lo habría creado para facilitar sus imaginativas actividades eróticas.

Cómo evitar la eyaculación

Contener la eyaculación implica controlar al músculo situado en el piso pélvico, también llamado pubocoxígeo. Cuando sientes que te aproximas al punto de no retorno, debes inspirar profundo, contener la respiración y contraer ese músculo. Luego puedes exhalar despacio, en forma controlada, a la vez que relajas la zona pélvica. Esto es parte de los ejercicios de Kegel, destinados a mejorar el control de la vejiga y el rendimiento sexual.

Con la suficiente práctica, lograrás que tus orgamos sean secos (sin expulsión de semen). Los hombres pueden experimentar una eyaculación retrógrada: en lugar de expulsar el semen, éste vuelve hacia dentro del cuerpo del hombre y se dirige a la vejiga, de donde luego es eliminado a través de la orina (verás que sale más turbia de lo habitual).

Esta curiosa forma de eyaculación se logra a fuerza de entrenamiento y concentración… siempre y cuando no sea involuntaria y se deba a una disfunción sexual, en cuyo caso se la debe tratar con ayuda de un médico.

El misterio del sexo tántrico entre mujeres

El sexo tántrico puede llevarse a cabo sin penetración. Por esta razón, las parejas de mujeres también lo pueden experimentar como debe ser, sin necesidad de accesorios. Recordemos que lo más importante de esta práctica no es la estimulación genital.

En el clímax del sexo tántrico, el orgasmo no se concentra en una parte del cuerpo, sino que estalla dentro de cada una de sus células. Los chakras de ambos integrantes de la pareja se alinean y sincronizan, independientemente de su sexo. El estado de conciencia se eleva del plano terrenal.

Al llevar a cabo esta práctica entre dos mujeres, podemos incluso lograr el objetivo del tantra de forma aún más efectiva que si somos una pareja hombre-mujer. Por que, al no haber necesidad de penetración, al no existir ese deseo masculino de “concluir la tarea”, al no haber un evento corporal que marque la finalización de la experiencia, podemos extenderlo tanto como deseemos.

Somos dos personas compartiendo nuestra intimidad, como debe ser. Podemos concentrarnos mejor en la respiración sincronizada, en el contacto íntimo de cuerpo y espíritu.

Acabando

Podemos dar por terminada nuestra experiencia sexual tántrica en cualquier momento. El clímax no es el orgasmo, es la concreción de un profundo estado de paz, de calma, de satisfacción. Cuando decidamos terminar, nos sentiremos felices, llenos de energía, con ganas de crear, de compartir, de agradecer.

Podemos bailar, cantar o expresar nuestra energía rebosante como más nos guste, pues no estaremos para nada cansados.

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