Aunque no soy doctora ni tengo estudios que avalen mis opiniones, lo que sí tengo es experiencia. He tenido sexo y he estado deprimida, y he estado en tratamiento con antidepresivos. Y muchas veces el sexo como antidepresivo ha sido más efectivo que cualquier tratamiento con medicamentos.
Esa es sólo mi experiencia, pero parece que los científicos demostraron que lo mismo le pasa a todo el mundo, y que el sexo es realmente un antidepresivo natural.
Sería interesante que los médicos comenzaran a prescribir el sexo como antidepresivo, en lugar de apurarse a prescribir recetas de medicamentos que no sólo cuestan fortunas, sino que además tienen terribles efectos colaterales.
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Durante un acto sexual satisfactorio -se entiende por “satisfactorio” el acto sexual en el que la estamos pasando bien- nuestros cuerpos producen unas hormonas llamadas endorfinas. Las endorfinas hacen varias cosas; por ejemplo, regular el sueño, y crear un estado de euforia y una sensación de bienestar.
Las endorfinas son la recompensa que nos da el cuerpo cuando hacemos algo que nos gusta. ¿Y qué efecto tienen las pastillas antidepresivas? El mismo: forzar la liberación de endorfinas que nos hagan sentir bien. La diferencia es que las pastillas lo hacen artificialmente, mediante cambios químicos en nuestra sangre, y el sexo lo hace naturalmente, a través de los mecanismos que el propio cuerpo tiene para armonizarse.
El hecho de sentirnos deseadas o deseados, de dar placer a otro y de recibir placer de otro, mejora nuestra autoestima.
¿Qué nos causa depresión? Muchas cosas. Por ejemplo: el estrés, la ansiedad, la dificultad para dormir y la falta de autoestima. ¿Cómo ayuda el sexo a eliminar esas causas? El sexo, como muchas otras actividades físicas, es un alivio para el estrés.
Por otra parte, el acto sexual llevado a cabo correctamente nos deja en un estado de relajación que nos facilita conciliar el sueño una vez concluido el mismo, quitándonos de la cabeza los pensamientos que nos causan ansiedad.
Además, el estado de relajación conseguido tras el acto sexual nos permite dormir bien. Finalmente, el hecho de sentirnos deseadas o deseados, de dar placer a otro y de recibir placer de otro, mejora nuestra autoestima.
Y aún hay más: parecería que la exposición al semen también puede ayudar a combatir la depresión, ya que aporta sustancias químicas que mejoran el estado de ánimo de las mujeres. Lo siento, muchachos, esto es sólo para nosotras. Aunque quizás quieran probarlo y demostrar que también funciona para los hombres.
La investigación en torno al semen como antidepresivo fue llevada a cabo en grupos de mujeres de edad universitaria (me imagino la búsqueda de voluntarias y voluntarios). Los investigadores demostraron que aquellas chicas que tenían relaciones sexuales usando condón se deprimían más que las que no lo usaban. Ah… yo pensaba que el semen se tenía que consumir por vía oral… parece que no.
Vuelvo a insistir en que, para poder usar al sexo como antidepresivo, el acto sexual debe producir satisfacción. Si no lo hace, nos puede dejar más deprimidos de lo que ya estábamos.
Para que el sexo nos haga felices, el secreto es practicarlo sin presiones, sin apuro, sintiendo más y pensando menos. Poniendo toda la atención en los sentidos y en el momento presente. Prestando atención a cada detalle del cuerpo de la otra persona.
Por eso es importante leer más de los consejos de la Profe Fati para tener relaciones sexuales satisfactorias:
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